Mientras se
desarrolla con total normalidad la campaña electoral venezolana, así como los
procesos de auditoría previos a la jornada electoral, los sectores más
radicales de la derecha venezolana vuelven a elegir el camino del despeñadero.
Las
elecciones presidenciales y de diputados de los Consejos Legislativos Estadales
que se realizarán en la República Bolivariana de Venezuela avanzan con total
normalidad.
Los
cinco candidatos postulados por las diversas organizaciones políticas realizan
activamente sus campañas electorales a lo largo y ancho de todo el territorio
nacional.
Las
encuestas indican que habrá una amplia participación electoral, que superaría
el 60% (recordemos que en Venezuela el voto no es obligatorio) y que las
principales preocupaciones de los electores giran alrededor de la situación económica
del país, sometido a una guerra económica y un bloqueo financiero
internacional.
Las
consultoras de opinión señalan también que uno de cada dos votantes lo haría
por Nicolás Maduro, candidato del Frente Amplio de la Patria (integrado por
todos los partidos y movimientos de izquierda que respaldan a la Revolución
Bolivariana), uno de cada tres votantes lo haría por Henri Falcón (candidato de
Avanzada Progresista y otros partidos escindidos de la Mesa de la Unidad
Democrática, derecha) y casi uno de cada cinco votantes lo haría por Javier
Bertucci (candidato evangélico).
Luis
Ratti y Reinaldo Quijada (candidatos que representan a un grupo de empresarios
volcados a la política y a una organización de retirados militares,
respectivamente) registran cifras de adhesión menores al 3% de los votos.
Los
candidatos opositores tienen propuestas programáticas similares, que incluyen
la dolarización de la economía, la solicitud de créditos a organismos
financieros multilaterales y la aplicación de un programa neoliberal de ajuste
económico y privatizaciones.
Por
esto mismo, estos candidatos han manifestado a lo largo de esta última semana
en medios de comunicación que estarían explorando la posibilidad de presentarse
con un candidato único que estuviera en mejores condiciones de disputarle la
Presidencia a Nicolás Maduro.
Esta
práctica se ha dado a lo largo de los últimos 24 procesos electorales que se
han realizado desde 1998 hasta la fecha, primero para enfrentar al comandante
Hugo Chávez y luego al propio Maduro. No es novedad, al final se juntan porque
el objetivo es el mismo: desplazar al chavismo del poder y revertir el proceso
de redistribución de la renta petrolera iniciado en 1999.
Esta
polarización de la oferta electoral ha tenido la particularidad de que le ha
permitido al pueblo venezolano clarificar quiénes y con qué objetivos se
presentan a las elecciones, pero ha tenido como correlato que la política, los
discursos y las campañas también se han visto afectadas por esa polarización.
Sin
embargo, parecería que nuevamente esta será una elección reñida, una suerte de
encrucijada en la que se pone en juego mucho más que un cargo, se juega el
futuro completo de la República.
Voces discrepantes
desde la oposición
Mientras
Estados Unidos y algunos de los gobiernos que han asumido alegremente su papel
de perros falderos, señalan que desconocerán el resultado de las elecciones
(imaginamos que así será aún si gana alguno de los cuatro candidatos
pertenecientes a un sector de la oposición venezolana), algunos dirigentes de
partidos agrupados en la MUD empiezan a brindar sus apoyos a los candidatos
opositores, fundamentalmente a Henri Falcón.
Por
su parte, Henrique Capriles (candidato presidencial derrotado por Nicolás
Maduro en 2013 e integrante del partido Primero Justicia, perteneciente a la
MUD) escribió en su blog: “Reitero la urgente e imperiosa necesidad de que en
unidad se revise y se discuta cuál es la política, cuál es el camino para darle
respuesta a los venezolanos sobre la peor crisis de nuestra historia”.
“El
caudillismo le ha hecho mucho daño a nuestro país, pero pareciera que no hay
forma de que en colectivo puedan tomarse decisiones”, lamentó con referencia a
la actitud tomada por la MUD en relación de expulsar a Henri Falcón de su seno
por adherir al proceso electoral.
En
una amarga crítica, Capriles reclamó a la MUD: “Nada va a darse por inercia y
la política no puede ser no hacer nada y simplemente dejar pasar el 20 de mayo.
Hay que debatir y acordar ya, oyendo siempre al pueblo que sufre. De nada vale
el “yo te lo dije” porque aquí no se trata de quién tenga la razón”.
Ante
ese pronunciamiento de Capriles, Falcón señaló: “Quiero hacerle un llamado
especial a un buen amigo y además un líder nacional, como lo es Henrique
Capriles Radonski, vamos a sumar todos los esfuerzos para que podamos de verdad
salvar nuestro país y transitar una senda de paz, pero también de progreso”.
Agrego
Falcón que “hacemos un llamado al liderazgo nacional, para la suma de
voluntades en este momento histórico del país, que nos convoca a actuar en unidad,
con responsabilidad y verdad frente a una mayoría, que aspira una salida rápida
y en paz”.
En
simultáneo, Enrique Márquez, dirigente del partido Un Nuevo Tiempo (UNT, también
integrante de la MUD) señaló en su cuenta de Twitter que llamaba a votar por
Falcón, ya que, según afirma, es quien puede “ayudar a salir del legado del
desastre”.
Márquez
también sentenció: “Si votamos todos, Maduro se va. Al Gobierno lo que le
conviene es que la oposición no vote, porque si la oposición vota, pierde.
Somos mayoría”.
En
tanto, en una rueda de prensa ofrecida por la MUD este jueves 3 -que más
parecía una confrontación con los periodistas de los diversos medios que se
encontraban presentes-, esta organización convocó a la ciudadanía a no asistir
a votar ni salir de su casa el próximo domingo 20 de mayo y desconocer el
resultado de la elección a partir del 21.
Delsa
Solórzano, diputada por UNT a la Asamblea Nacional (parlamento en desacato por
el reiterado desconocimiento de decisiones del Tribunal Supremo de Justicia), exhortó
en esa rueda de prensa a Henri Falcón a que “no se haga cómplice de la farsa
electoral”.
Solórzano
también manifestó que la MUD estaría dispuesta a participar de estas elecciones
“si se aplaza la farsa electoral del 20 de mayo y se convocan elecciones libres
y democráticas para el mes de diciembre”, a pesar de que esta misma
organización -así como sus aliados en Estados Unidos y adláteres- fueron
quienes exigieron previamente el adelantamiento de los comicios.
La
justificación de esta solicitud de postergación es que la MUD prevé realizar primarias
el próximo 19 de julio para elegir un candidato único por parte de ese
conglomerado de partidos.
Por
su parte, el también diputado y dirigente de Acción Democrática (AD), Henry
Ramos Allup, puntualizó: “El empeño de Maduro de ser presidente aunque sea del
cementerio lo vamos a pagar más de 30 millones de venezolanos”.
El
dirigente adeco insinuó que tenía información de que el gobierno de Estados
Unidos estaría dispuesto a levantar las sanciones económicas impuestas a
Venezuela “si se cumple con el calendario electoral”.
Henry
(Ramos Allup) llamó a Henri (Falcón) a retirarse de las elecciones. “Este es el
planteamiento que le hacemos a Falcón desde la Unidad, de lo contrario, nuestra
organización política continuará sin apoyar su candidatura”.
“En Venezuela, la democracia es para los muchos”
Sin
pararse por los dislates de una oposición que aparenta desmenuzarse, el
presidente Nicolás Maduro continúa en estos días una agenda campaña que incluye
multitudinarios actos en las capitales de todo el país.
Maduro
también publicó un artículo titulado “Nuestra democracia es proteger” en el
diario El País de España (https://elpais.com/elpais/2018/05/01/opinion/1525190756_964649.html).
En
el escrito, el mandatario venezolano reseñó: “En Venezuela, la democracia es
para los muchos, y lo justo es lo que es bueno para toda la gente. Y como las
necesidades de la gente cambian, se articulan y se renuevan, es nuestro
proyecto revolucionario que está en permanente cambio”.
Maduro
aseguró que antes de la llegada de la Revolución Bolivariana, los sectores
hegemónicos habían instalado la idea de que los “pobres lo eran porque eran
flojos y que por flojos merecían una salud paupérrima, sueldos de hambre y
vivir sin techo, pero con nosotros en el Gobierno, la cosa cambió”.
Maduro
concluyó diciendo que “nos cansamos de vivir polarizados, y decidimos convertir
la violencia política de las guarimbas
en poder constituyente, y encontrarnos en una Constitución hecha por el pueblo
y para el pueblo. Por eso es que entiendo la desesperación de las élites, que
por décadas se dedicaron a convertir al pueblo en populismo, en insulto, en
tirria y en barbarie. La nuestra en cambio es una democracia orgullosamente
popular, qué duda cabe. Es una democracia de la gente”.
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